Las Meninas

Este es el primer gran lienzo de conjunto de la serie con la que Picasso llevó a cabo su interpretación de "Las meninas" de Velázquez. Lo realizó al día siguiente de efectuar un boceto en el que ya anticipaba algunas de sus características principales, como el tamaño de la figura del pintor o la centralidad otorgada al aposentador de palacio, José Nieto.
En su interés por crear sus propias Meninas, la primera confrontación que parece plantear el artista reside en la elección del formato, vertical en Velázquez y horizontal en la primera versión de Picasso. En cuanto a los personajes, aparecen todos los que integran el conjunto velazqueño, aunque con un tratamiento distinto. La infanta Margarita pasa de ser la figura central a ceder este papel a Velázquez, cuya imagen crece hasta casi igualar en altura al propio lienzo, un agrandamiento que vendría a simbolizar la importancia del papel del artista; junto a ello, cabe señalar la variación consistente en que Velázquez aparezca sujetando dos paletas. Situado en el punto en que confluyen las líneas de perspectiva y el vértice de la estructura piramidal en la que se insertan los demás personajes está José Nieto, enmarcado por la puerta abierta, que se convierte en una de las entradas principales de luz. Por otro lado, a medida que se recorre la composición de izquierda a derecha, la figura es sometida a una simplificación y pasa a ser bidimensional y caricaturesca, hasta el punto de que Nicolasito Pertusato es tan solo una silueta.
Se trata de una simplificación que se extiende también al tratamiento del espacio, que difiere asimismo por la incorporación de grandes ventanales por los que se filtra la luz. Si bien esta luminosidad es otra de las variaciones sustanciales, hay que destacar aquí, junto a ella, el contraste que supone la ausencia de color mediante el uso de una paleta basada en el blanco y el negro. El hecho de que esta serie se realizara en La Californie es fundamental para entender el interés manifiesto de Picasso por experimentar con la luz y el color. Es sabido que las obras que realizó en este taller se caracterizan por la inclusión de grandes ventanales que dan acceso a la luz y el color del Mediterráneo. Así, en las dieciséis obras de conjunto se observa cómo el pintor jugó con ambos elementos, que a su vez contribuyen a la experimentación con el espacio y los personajes. Así, el artista elaboró desde complicadas composiciones desmembradas en múltiples planos y capas hasta obras en que la línea desaparece y manchas únicas de color marcan el espacio y las figuras.