Playa de la Barceloneta
Playa de la Barceloneta
Playa de la Barceloneta
La escena marítima, de la que este óleo es un buen ejemplo, constituye un tema primordial en el ejercicio paisajístico de la etapa de formación de Picasso, lo cual resulta coherente con el hecho de que, en su juventud, todas las ciudades en que residió fueran puertos de mar. Además, la circunstancia de que los domicilios familiares estuviesen situados cerca del puerto proporcionaba al joven pintor numerosas oportunidades para inspirarse y captar dicho entorno.
Esta pintura representa una vista de la franja marítima de Barcelona, con la sierra de Marina al fondo, las playas de la Mar Bella y el Bogatell, las fábricas de Poblenou, barrio de origen obrero, y la playa de la Barceloneta en primer plano. Preocupado por la representación de la perspectiva, Picasso muestra su capacidad para ordenar el espacio combinando proximidad y lejanía mediante una diagonal que traza la frontera entre la playa y el mar. La inclusión de un mulo en primer término supone un elemento de equilibrio y de compensación de la escena. Destaca asimismo la indefinición del segundo plano: tanto en el paisaje costero como en el horizonte marítimo, la línea pierde importancia en favor de las impresiones cromáticas.
En este sentido es importante señalar que la paleta empleada por Picasso en esta obra, tan alejada de los tonos oscuros y marrones propios de la tradición paisajística española, se opone abiertamente a la defendida por los preceptos académicos. La utilización de los tonos amarillentos conecta con la estética de la denominada Colla del Safrà, grupo nacido en 1893 cuyos integrantes compartían el interés por la pintura al aire libre y la predilección por representar escenas crepusculares de tonalidades amarillentas y anaranjadas. Picasso había tenido ocasión de apreciar la obra de estos artistas en la iii Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, inaugurada en abril de 1896 en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona y en la que participó con su óleo ""Primera Comunión"" (MPB 110.001). "El huerto del rector" (Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona), de Joaquim Mir, resultó ser el cuadro más comentado de la exposición, por lo que es lógico suponer que llamase fuertemente la atención de Picasso y le llevara a experimentar con las tonalidades «azafrán» ese mismo verano.
La producción del artista evolucionará progresivamente hacia la simplificación de las formas y la pérdida de la preponderancia de la línea ante una pincelada que, rápida, suelta y ágil, revelará una nueva manera de captar el paisaje. Esta nueva forma es ya característica de obras posteriores como "La calle Riera de Sant Joan desde el estudio del artista" (MPB 110.213) u otras vistas desde las ventanas. Todas ellas presentarán una concepción y una factura mucho más libres, en las que Picasso apuesta por las manchas de color que evitan el detalle y que desembocarán en nuevas vías de expresión plástica.
Ubicada en
CP Sala 0224.4 cm x 34 cm
Donación Pablo Picasso, 1970
MPB 110.073