Picasso y el teatro: «Parade», «Pulcinella», «Cuadro flamenco», «Mercure»
La exposición centra el discurso en cuatro de las colaboraciones teatrales más significativas en las que Picasso intervino como escenógrafo, y que contribuyeron indudablemente a dar más modernidad a los ballets dirigidos por Serge Diaghilev.
Pablo Picasso no limitó sus experimentaciones artísticas al mundo de las artes plásticas, sino que su gran capacidad creativa también lo impulsó a formular unas propuestas innovadoras para la escenografía teatral. Así, en el período en que participó más activamente en espectáculos teatrales, entre 1916 y 1924, el teatro, con la dirección de Diaghilev, la coreografía de Léonide Massine y la música de Satie, Stravinsky o Falla, evolucionó hacia un concepto más moderno e innovador. La exposición centra el discurso en cuatro de las colaboraciones teatrales más significativas en las que intervino Picasso, y que contribuyeron indudablemente a dar más modernidad a los ballets dirigidos por Serge Diaghilev: abandonaron el tono pomposo y orientalista que los caracterizaba y llegaron a la máxima aspiración del director, basada en la idea de que “el ballet perfecto sólo se puede crear con la íntima fusión de tres elementos: la danza, la pintura y la música".