Un collage antes del collage
A partir de la excepcionalidad de una obra de Picasso, Hombre apoyado en una pared (1899), esta muestra de pequeño formato explora la nueva visualidad de finales del siglo XIX —cuando dibujo y fotografía convivían en las revistas populares—, la ingente producción seriada de imágenes que inundaba la vida cotidiana, y las formas de coleccionismo que se difundían entre la población.
Pablo Picasso inventó el collage artístico en la primavera de 1912, pero mucho antes de esto, en marzo de 1899, había realizado en Barcelona el dibujo Hombre apoyado en una pared, al que encoló una imagen reproducida mecánicamente: el retrato de una actriz. Ahora sabemos que esta pieza encolada es un cromo de una caja de cerillas, un tipo de impreso —la fototipia— muy popular en la época.
La exposición plantea las razones que llevaron al joven artista a adherir esa imagen impresa al lado de uno de sus dibujos. Recuerda, en este sentido, el interés de Picasso por el mundo de la reproducción seriada (prensa ilustrada, carteles, publicidad) y muestra también el entorno visual de producción industrial (cromos, diarios, caricaturas, postales, fotografía, films), en el que vivía. También hace mención de la obsesión por recortar y pegar que, más allá de los cromos, ocupaba otros espacios de ocio de la sociedad urbana de 1900.
Hombre apoyado en una pared
El dibujo Hombre apoyado en una pared forma parte de una serie de estudios del natural que Picasso realizó en el Círculo Artístico de Barcelona entre febrero y marzo de 1899, un momento crucial en el que el joven artista decide, en contra de la voluntad de su padre, abandonar los estudios académicos e iniciar la carrera de pintor independiente. La pequeña pieza encolada en la parte inferior derecha es un cromo de caja de cerillas de una serie dedicada a artistas del espectáculo, un tipo de imagen muy popular en la época. La figura fotografiada es la actriz francesa Angeline Cavelle.
Cromos
En la Barcelona de 1900, las artes gráficas viven un momento de gran prosperidad, y el cromo es una pieza importante. Casi todos están relacionados con productos comerciales, pero los más conocidos son los del chocolate y las cajas de cerillas. Los cromos se coleccionan en álbumes temáticos de páginas que a menudo se hallan estampadas con dibujos, sobre los cuales se pegan los pequeños impresos. Esta relación entre imagen dibujada e imagen fotográfica reproducida mecánicamente recuerda bastante la que Picasso establece en su dibujo.
Fábrica de dibujos I
Poco después de dibujar Hombre apoyado en una pared, Picasso entra en contacto con el activo mundo de las artes gráficas de Barcelona. La necesidad de ganar dinero le lleva a participar en concursos de carteles, a realizar tarjetas comerciales o a diseñar menús. Un dibujo de la época, donde el pintor escribe repetidamente “Fabrica de dibujos Pablo Ruiz Picasso Barcelona”, con un tipo de letra que recuerda un anuncio, refuerza esta idea. Hacia 1899, el joven Picasso muestra un gran interés por el “artista de quiosco” Théophile-Alexandre Steinlen; escribe reiteradamente el nombre en una hoja y lo cita de forma indirecta en un retrato de su padre con el Gil Blas Illustré, una de las publicaciones donde colaboraba Steinlen.
Fábrica de dibujos II
Al igual que Ramon Casas, que diseña carteles y postales y estampa sus dibujos en diarios y revistas, sobre todo en Pèl & Ploma, que él dirige, también Picasso desarrolla una notable actividad como ilustrador. La descubrimos en las páginas de las revistas Joventut, Catalunya artística o Pèl & Ploma. El proceso culmina con Arte Joven, una publicación que dirige en Madrid durante unos cuantos meses de 1901. Después todavía colabora en el periódico El liberal (1902), para el que había diseñado un proyecto de cartel, y en varias revistas populares francesas, como el semanario Frou-frou, que le publica cuatro dibujos entre 1901 y 1903.
El collage, práctica social
A finales del siglo XIX, recortar y pegar se ha convertido en una práctica bastante extendida, una manera de ocupar el ocio. También en la fotografía, los clichés se recortan y pegan para volverse a fotografiar. Incluso, se reúnen recortes fotográficos y dibujos para formar una nueva entidad que, en algunos casos, se imprimen como postales. Esta visualidad se extiende a los carteles, pequeños anuncios, programas teatrales o abanicos. Una tendencia que puede considerarse el trasfondo del dibujo de Picasso.
Picasso: Corta y pega
Picasso siempre recorta y pega. Aunque en Málaga, hacia 1890, ya recorta con tijeras los dibujos, como puede verse en el caso del perro que ha sobrevivido. A lo largo de los años, y con una finalidad diferente, continuó con esta práctica. En muchos de sus dibujos yuxtapone los estilos más opuestos. A partir de 1906, inserta en la tradición posrenacentista retazos de artes tan desconocidos y por entonces poco valorados como el ibérico, el oceánico o el africano. No es exagerado decir que todo el cubismo se asienta en esta yuxtaposición de lenguajes. El proceso culmina cuando en la primavera de 1912 pega un trozo de hule en Naturaleza muerta con silla de rejilla e inventa el collage.