Jaume Sabartés con gorguera y sombrero
Jaume Sabartés con gorguera y sombrero
Jaume Sabartés con gorguera y sombrero
Este retrato de Jaume Sabartés corresponde al segundo período de la relación entre los dos amigos, que se inicia en 1935 cuando Picasso le pide que sea su secretario. En 1939, ante el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, Picasso se refugió en la estación balnearia de Royan, en la costa atlántica francesa. Se hospedó allí con Dora Maar y Sabartés, mientras en una casa del mismo pueblo estaban alojadas Marie-Thérèse Walter y su hija Maya.
A finales de 1938, Sabartés ya había manifestado a Picasso su voluntad de ser retratado como un «caballero de tiempos de Felipe II», a sabiendas de que esto complacería al artista. De aquella petición resultarían un par de retratos, en la actualidad conservados en el museo, el segundo de los cuales, fechado en la Navidad de 1938, anticipa claramente esta obra. Realizado en Royan el 22 de octubre de 1939, el presente óleo retoma aquella petición pero adecuándola a la línea retratística que impera en ese momento en la producción del artista, consistente en la deformación de la figura humana, sobre todo a partir de la distorsión del rostro en una estudiada aleatoriedad que permite la identificación a pesar del amorfismo. Picasso incide en la condición de miope de Sabartés y en la palidez de sus carnaciones como elementos que potencian la comicidad.
Así se refería al cuadro Sabartés: «El caso es que mi retrato tiene todas las características de mi fisionomía; pero solo las más esenciales, y si Picasso las ha reunido de un modo distinto de como las ve la mayoría de la gente es que las tomó de su memoria, pensando en mí, con la intención de plasmarlas en un cuadro, organizándolas de acuerdo con su sensibilidad y con la necesidad de construir una obra armónica». La evocación del pasado no se reduce a los atributos de la figura, sino que se extiende a un cromatismo que recuerda ligeramente la paleta del Siglo de Oro, apenas contrastado por el rojo de los labios y el azul de la pluma que adorna el sombrero aterciopelado.
Esta deriva deformante en la obra de Picasso tuvo a sus parejas Dora y Marie-Thérèse como modelos preferentes durante aquel período. A la primera, la distorsiona normalmente a partir de ángulos agudos, formas triangulares y líneas rotas, mientras que para la segunda acostumbra a emplear líneas curvas y sensuales, vertiente en la que se inserta este retrato de Sabartés. Se conoce una obra que puede considerarse gemela de esta, "Retrato de Émilie-Marguerite Walter" (colección particular). Ejecutada sólo un día antes, representa a la madre de Marie-Thérèse, que a la sazón se había instalado en Royan con su hija y su nieta.
Ubicada en
CP Sala 0146 cm x 38 cm
Donación Jaume Sabartés, 1962
MPB 70.241