La madre del artista
La madre del artista
La madre del artista
El retrato de María Picasso López ilustra la habilidad técnica de la que estaba dotado Picasso ya a los quince años. El trabajo con el pastel requiere, por parte del artista, un gran dominio de la línea y del color; es decir, tanto del dibujo como de la pintura. Esta especialidad era la escogida por buena parte de los retratistas de la Francia del siglo xviii. Picasso —que en aquel momento se encontraba en pleno período de formación académica en la Llotja de Barcelona— trabajó en este retrato con la técnica del pastel sobre papel, para practicar la copia del modelo del natural de trazo academicista.
El artista consiguió captar el momento en que su madre se encontraba en actitud de reposo, otorgando nitidez al detalle y creando proporción en el conjunto para generar una visión íntima. Supo reproducir la atmósfera y transmitir la expresión de descanso del rostro en su posición de perfil. Se aprecian la textura aterciopelada característica del pastel y el cuidado con que trabajó los volúmenes de la figura y las facciones, así como todos los matices de la luz y de la carnación del rostro, los cabellos oscuros en contraste con el tejido blanco y vaporoso de la ropa, o el brillo de la perla. El trazo y el color se funden, y el tratamiento de los contornos y la aplicación de los tonos alcanzan toda la superficie.
A raíz de una intervención de restauración y conservación efectuada en 2012 se ha descubierto, en el reverso de esta obra, un dibujo hasta el momento desconocido. Se trata de un retrato, el busto de un personaje masculino con sombrero, pipa y barba. Realizada al carboncillo y yeso, o clarión, la obra aparecida guarda gran similitud, por el tema, la técnica y el trazo, con otro retrato del mismo período, también perteneciente a la colección del museo.
52.7 cm x 41.5 cm
Donación Pablo Picasso, 1970
MPB 110.016