Lola, hermana del artista

Hasta 1900, Dolores (Lola) Ruiz Picasso (Málaga, 1884 – Barcelona, 1958) fue uno de los modelos habituales del artista, al igual que lo fueron sus familiares más cercanos. A medida que Picasso se fue distanciando de la formación académica recibida tanto en su casa (por parte de su padre) como en la Escuela de Bellas Artes, sus modelos dejaron de ser miembros del entorno familiar y sus amigos y conocidos tomaron todo el protagonismo. Algo que se hizo patente en la primera exposición individual, en febrero de 1900 en la cervecería Quatre Gats, donde presentó una magnífica galería de retratos al carbón (algunos acuarelados), mayoritariamente de amigos suyos, representados de cuerpo entero, en sintonía con los retratos que el pintor y dibujante Ramon Casas había presentado con gran éxito en otoño de 1899 en la Sala Parés. En esta pieza, que hay que enmarcar en dicha serie de retratos al carbón, Picasso manifiesta un gran dominio de la técnica del dibujo, con un trazo firme y vigoroso a base de líneas rectas paralelas, combinadas con otras más onduladas y sinuosas gracias a las cuales cobra vida la figura femenina que, azul, emerge de la oscuridad con mirada penetrante y directa, desafiando al observador, como si Picasso hubiera olvidado momentáneamente que la modelo era su hermana adolescente y hubiese querido presentar a una desconocida captada en un interior de café. Así pues, la influencia de Degas y Toulouse-Lautrec resulta muy viva por el modo en que Lola es aquí representada, de acuerdo con los estereotipos finiseculares de la mujer moderna y cosmopolita.