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Restaurando el testimonio de una relación

La restauración de un negativo fotográfico sobre placa de vidrio, llevada a cabo por el Departamento de Restauración y Conservación Preventiva del museo, ha contribuido a la ampliación de la documentación alrededor de la vida y la obra de Picasso, recuperando la integridad de un interesante testimonio de la relación del artista con Joan Vidal Ventosa.

El negativo, custodiado por el Centro de Conocimiento e Investigación del museo, estaba roto, por lo que se presentaban ciertos dilemas acerca de los tratamientos y materiales que debían aplicarse en la intervención de la pieza para garantizar su preservación material e intelectual.

En el momento en el que se plantea una restauración, no solo se intenta prolongar la vida de un objeto a nivel material, sino que también deberá obtenerse toda la información, tanto la visible como la oculta, que nos brinda el objeto en cuestión. Por ello, es imprescindible conocer los materiales intrínsecos de la pieza y su estado de conservación, aunque también debemos conocer su historia. En definitiva: su pasado, su presente y, también, la previsión de su futuro.

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Estado de conservación de la placa de vidrio antes de la intervención.
Joan Vidal Ventosa. Negativo al gelatinobromuro de plata sobre placa de vidrio. 11,7 x 8,7 cm. Fondo Joan Vidal Ventosa.
Centro de Conocimiento e Investigación de la Fundación Museu Picasso de Barcelona.

Desde sus orígenes, el ser humano ha mostrado una gran inquietud por representar y plasmar la realidad que lo rodea, utilizando los distintos recursos que la ciencia y la tecnología han puesto a su alcance gradualmente. Uno de estos avances ha sido sin lugar a dudas la fotografía, que, desde su invención en el siglo XIX y hasta la actualidad, ha experimentado múltiples innovaciones, tanto en la captura de la imagen en un negativo como en el proceso de positivación. Esta diversidad de materiales y técnicas hacen de la documentación fotográfica un material muy sensible, vulnerable y, lamentablemente, no muy valorado hasta hace poco.

Después de desplazar el uso del papel como soporte de los negativos fotográficos, la placa de vidrio, recubierta de una emulsión sensible a la luz, llegó a ser el soporte por excelencia de la primera etapa de la historia de la fotografía, y por primera se pudo realizar multiplicidad de copias de un mismo negativo. Las emulsiones de coloidón de producción artesanal son las primeras que se usaron en la placa de vidrio, aunque se sustituyeron rápidamente por las de gelatina, más resistentes y que permitían la mecanización en la producción de placas, así como la estandarización de formatos.

El negativo al gelatinobromuro de plata a restaurar presentaba un grave estado de conservación, a causa de la fragmentación del soporte y a la alteración avanzada de dicroica o espejo de plata, originada por la emergencia en la superficie de la plata metálica existente en la emulsión.

La propuesta de intervención estaba enfocada a estabilizar y almacenar el negativo. Después de desempolvar los pedazos, se procedió a limpiar la lámina de vidrio y los bordes para eliminar la suciedad más incrustada, sin intervenir en la cara de la emulsión. A causa de la fragmentación del soporte, se valoraron diferentes opciones de presentación y almacenamiento de la placa, y, finalmente, se optó por disponer el negativo entre dos vidrios nuevos y sellar el conjunto. En el momento del encapsulado, el negativo se acomodó dentro de un marco de cartón de conservación de un grosor superior al del cristal de la placa, para minimizar cualquier movimiento de los fragmentos adheridos puntualmente entre ellos, e impedir así el contacto directo de la emulsión con los cristales nuevos.

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Proceso de adhesión de los fragmentos del soporte | Acomodamiento de la placa dentro de un marco de cartón de conservación, una vez adheridos los fragmentos de vidrio

Una vez sellado, se colocó el conjunto en una cubeta de doble tapa y, finalmente, en un estuche para proteger y almacenar correctamente el negativo, y facilitar su consulta.

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Imagen final de la intervención del negativo encapsulado, dentro de la cubeta que salvaguarda la placa

 

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Estuche de la cubeta

El resultado de la intervención, además de recuperar la integridad del objeto, permitió que se visualizara la imagen que contiene esta placa fotográfica: se observa un fragmento de la página de un libro que reproduce una pintura, un retrato de mujer, que el texto atribuye a Picasso como obra de juventud, concretamente del 1901. En la página del libro, que Vidal Ventosa habría hecho llegar a Picasso, se puede leer el siguiente texto manuscrito por el artista: «Amigo Vidal / este cuadro le / hablas a Sabartés / no es mio / Te mando un / abrazo tu / amigo / Picasso / aqui / en Paris / el 14 de / noviembre / del / 1952.»

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Imagen final del negativo, una vez restaurado, y el recorte de la publicación del que Joan Vidal Ventosa extrajo la placa fotográfica. El recorte se halla también en la documentación del Fondo Joan Vidal Ventosa del Centro de Conocimiento e Investigación de la Fundación Museu Picasso de Barcelona.

Al revisar la documentación del Fondo Vidal Ventosa existente en el Archivo, se encontró el recorte del documento original. El negativo restaurado muestra el interés de su autor por recoger fotográficamente la respuesta que Picasso le escribió, de su puño y letra, en ese pedazo de papel. De esta manera, la imagen obtenida adquiere también un carácter documental que encaja perfectamente con el perfil de Vidal Ventosa, quien se centró en la fotografía documental durante su etapa profesional en los servicios técnicos de los museos de arte de Barcelona.

Joan Vidal Ventosa (1880-1966) fue un personaje polifacético: restaurador, pintor, escultor, grabador y fotógrafo. Vidal asistía asiduamente a tertulias intelectuales, como las que se solían organizar en Quatre Gats, y fue uno de los fundadores del taller El Guayaba, por donde pasaron la mayoría de artistas de la época, como Picasso, entre otros. En estas reuniones culturales nació entre ambos artistas una estrecha relación de amistad, que derivaría en la colaboración de Vidal Ventosa en el proceso de autentificación de la obra de Picasso, quien, a raíz del reconocimiento adquirido, veía como se falsificaba su producción artística; hecho que intentó combatir, ayudado también por su secretario, Jaume Sabartés, autentificando personalmente todas las atribuciones incorrectas de obras que aparecían en esa época.

La documentación del Centro ofrece una pequeña muestra del carteo entre Vidal y Sabartés, en relación con esa ardua tarea: Vidal informaba de obras atribuidas al artista y Picasso verificaba su autoría. El negativo intervenido es solo un ejemplo de ello: en el libro de Alexandre Cirici Pellicer «Picasso antes de Picasso», de 1946, se publican varias obras de juventud del artista, como la aparecida en la placa de vidrio. Sin embargo, en la edición francesa de 1950, se reproduce una nota de Picasso en la que ya se desvincula de la autoría de les obras publicadas en la edición de 1946.

[Haz click sobre las imágenes para verlas con detalle]
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Obras atribuidas a Picasso, publicadas en Cirici Pellicer, Alexandre, Picasso antes de Picasso. Barcelona, Iberia-Joaquín Gil, 1946

 


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Rectificación de obras atribuidas a Picasso.Nota publicada en Cirici Pellicer, Alexandre, Picasso avant Picasso. Genève, Pierre Cailler, 1950

La restauración de la documentación del Fondo Vidal Ventosa nos da la oportunidad de contribuir a restaurar el testimonio de la relación entre Picasso y su amigo, y, a su vez, pone en evidencia la necesidad de acercar el material documental a la restauración. Lamentablemente, muchas veces se pierde información porque no se trabaja de manera conjunta en estos dos ámbitos, o bien porque no se pone en valor el contenido de algún documento. En este caso, ya se tenía conocimiento de que Picasso desmintió la autoría de este cuadro pero ahora se ha recuperado un documento, que, además de confirmar el desmentido, ilustra el sistema que utilizaba Picasso para ir desmontando, en la medida de lo posible, la red de falsificaciones que se había ido tejiendo a su alrededor y que llenaba el mercado de arte con su nombre. El hecho de reconstruir el negativo roto, protegerlo, almacenarlo y permitir que sea accesible, incrementa el valor de este objeto en varias vertientes: material, documental e histórica.

 

Sonia Berrocal
Conservadora-restauradora de bienes culturales

 

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